Pocos músicos de rock se han ganado tan a pulso la etiqueta de “estrella del rock” como Josh Homme. Primero, ayudó a popularizar un género underground como el stoner con Kyuss, grupo de culto que todo amante del rock seco y árido debería escuchar. Más tarde, Queens Of The Stone Age llegaron de su mano con una propuesta que no se quedaba ahí, sino que avanzaba por otros derroteros, añadiendo un sonido más pegadizo y sexy, a la vez que mantenía esa contundencia que hacía que sonaran como una estampida de búfalos. Todo esto manteniendo en muchas ocasiones un gran sentido del humor, a pesar de la baja de muchos miembros (la más dolorosa y significativa, la del bajista Nick Oliveri), y a la vez colaborando con lo mejorcito de la escena rockera de su época. Desde luego, no nos encontramos ante un tipo normal.

En este contexto se publica “Villains” (2017), el último disco de sus Reinas De La Edad De Piedra. ¿Y qué es lo que nos encontramos? Pues un disco hecho por un músico que tiene muy claro que va a hacer lo que le da la gana, y sobre todo, que tiene claro que se lo ha ganado. Abre el disco poco a poco hasta estallar con el riff bailón de “Feet Don’t Fail Me”, tema directo que me recuerda por momentos a ese diamante escondido de supergrupo que formó junto a Dave Grohl y John Paul Jones, los Them Crooked Vultures. De ahí pasamos a “The Way You Used To Do”, un tema hedonista y bailón que solo puede disfrutarse si lo pillas sin prejuicios. Y la triada perfecta acaba con “Domesticated Animals”, un tema que da muchas vueltas alrededor de la misma idea pero no se hace largo, sino magistral.

Se suceden temas como “Head Like A Haunted House”, que es frenética, rápida e inmediata, “Un-Reborn Again”, un tema bien conducido que tiene unos arreglos de cuerdas que dan una sensación de paz encontrada en un mundo de mierda, o “The Evil Has Landed”, que arranca con un riff clásico donde los haya, zeppeliniano, y que tiene varias partes que exploran todos los sonidos que han ido construyendo Queens of the Stone Age, y acaba con la apoteosis de “Villains Of Circumstance”.

En resumen, si bien su anterior disco, “…Like Clockwork” (2013), era épica de la melancolía y el desastre, incluso la epifanía que constituye la certeza de la muerte, este disco plantea la aceptación de la situación, el baile final con una sonrisa irónica en los labios. No habrá un “ My God is the Sun”, pero tampoco hace realmente falta.

Estas no son propuestas sencillas pero hay que agradecer que siguen existiendo tipos como este, que deciden hacer lo que les da la real gana. Así que gracias señor Homme. Y por muchos años.

Entrada realizada por Fran García Crespo, Monitor de Rock Camp.