Si hay un caso claro de una banda cuya identidad musical depende en su totalidad de la fórmula de “riffs devastadores y estribillos pegadizos”, ese es el del grupo estadounidense Beartooth, liderado por el vocalista Caleb Shomo. Y su cuarto y nuevo álbum no supone ninguna excepción al respecto. Por ello, te invitamos a conocer la historia de este proyecto a lo largo de las siguientes líneas.
Beartooth surgió en un principio como un proyecto paralelo de Caleb Shomo a Attack Attack!, banda de metalcore estadounidense que prometía ser algo grande. Sin embargo, Caleb acabó saliendo de un grupo que no tardó mucho en disolverse (aunque se volvieron a reunir recientemente), centrándose definitivamente en este proyecto paralelo.
En 2013 estrena su EP de debut Sick, en el cual él mismo se encargó de grabar todos los instrumentos, mecánica que repetiría también con su primer LP Disgusting (2014). Ya desde el principio pudieron girar tanto por Europa como por Norteamérica, destacando su actuación en el Warped Tour de ese mismo año. Si bien las raíces musicales de este grupo las encontramos en el metalcore, muchas veces se les considera como una banda de hardcore punk. Volvieron a hacer gala de dicha intersección musical en su segundo largo Agressive (2016)
La temática que caracteriza las letras de Shomo ha girado siempre en torno a temas como la depresión o la ansiedad, fenómenos que por desgracia ha experimentado a lo largo de su vida, valiéndose de la música como el arma con la que es capaz de combatir sus demonios internos. Con Disease (2018), esta dinámica siguió estando presente. A veces uno puede pensar que no es capaz de expandir sus ideas más allá de este discurso, pero una vez recuerdas que las mejores formas de arte, por lo general, vienen de la honestidad, valoras con mejor predisposición toda la obra de Caleb.
Y entonces llegamos a 2021 con la publicación de su carto LP de estudio, Below. El propio Caleb anticipaba este nuevo trabajo como “oscuro, incluso demasiado”. No obstante, en el apartado musical no llega a corresponderse con la realidad, teniendo en cuenta el hecho de que el sonido se aleja de sus raíces arraigadas en el metalcore en favor de riffs característicos de hard rock/heavy metal.
También resultan destacables en el disco sus aproximaciones al pop punk o ciertos elementos que recuerdan a los mejores Black Sabbath. En el apartado lírico, las ideas siguen siendo las que vienen floreciendo en sus trabajos anteriores, y sí se corresponden con la afirmación previamente mencionada. Y, a diferencia de alguno de estos, prácticamente todos los temas del álbum podría funcionar como singles, en base a lo efectivos que son. Ya estamos contando las horas para que los pueda presentar en directo, y si es en nuestro país, mejor que mejor.
Entrada realizada por Daniel Jiménez, monitor de Rock Camp.