Hace unos días salió a la luz el nuevo trabajo de la banda sueca Ghost, una de esas bandas que parecen destinadas a ostentar el estandarte del metal y del hard rock en los próximos años. Su éxito es cada vez más masivo y es que la combinación de esos dos estilos junto con una imagen muy cuidada hace que su atractivo trascienda la parroquia metalera.
Desde su primer trabajo jugaron con el ocultismo sin saberse quienes eran los miembros de la banda. El cantante se hace llamar Papa Emeritus y es del único que ha trascendido su identidad: Tobias Forge, que además es la mente pensante detrás de todo el proyecto. El resto de miembros o gouhls, como se hacen llamar viven ocultos tras máscaras y nadie sabe quienes son. Incluso ha habido cambios en la formación pero siguen en la misma dinámica. Todo esto junto con unos shows espectaculares, una temática inquietante y unos videoclips super trabajados, los hace ser tan atractivos.
Pero no solo se trata de su imagen ya que la música, que al final es lo que importa, es de muchísima calidad. En sus primeros trabajos eran más cercanos a los sonidos del metal (Opus Eponymus (2010), Infestissumam (2013) y el para muchos su mejor trabajo Meliora (2015)). La voz de Papa Emeritus incluso recordaba por momentos al mítico King Diamond, pero las influencias pasaban por los clásicos Black Sabbath o incluso Metallica (el propio James Hetfield ha ensayando «Cirice» de Ghost en su local). Lo curioso es que en su anterior trabajo, el tercer largo llamado Prequelle (2018) bascularon hacia el hard rock melódico de los 80, algo que a muchos fans no gusto, pero que abrió el abanico de posibilidades de la banda haciéndoles además llegar a un público más amplio.
Y es que en su nuevo disco Impera (2022) han conseguido el equilibrio perfecto entre esa vertiente hardrockera y el metal. Además a nivel compositivo tienen una habilidad tremenda para componer temas con gancho y de esos que en una escucha te atrapan («Call me Little sunshine», «Hunter’s Moon»). En el lado más ochenteno encontramos temas como “Kaiserion» o “Spillways”, que por momentos recuerda incluso a Bon Jovi. Y por supuesto no podemos olvidarnos del tema más extraño del disco “In the twenties”, con un ritmo que todos asociamos al reaggeton pero que no es exclusivo de ese estilo. Si además le metes orquestación, coros a lo Danny Elfman (compositor vinculado al cine de Tim Burton) y una letra que hablo de los años 20 del siglo pasado, pero que encaja a la perfección en el tiempo que estamos viviendo; resulta una canción impactante que rompe con el resto del disco. Sin duda estamos ante un disco muy importante de la banda que les va a consolidar como lo que son, una de las bandas más importantes de su generación.
Además, para promocionar el disco han lanzado un directo de 4 temas, muy en su estilo ocultista e inquietante, que merece mucho la pena.
Entrada realizada por Javi Miralles, Coordinador de Rock Camp