Si hace unos meses enviábamos a Javi Miralles como corresponsal a Milán a documentar un concierto de Dream Theater de la que está siendo una gran gira por el 25 aniversario de su aclamado Images & Words (1992) esta vez fuimos otros tantos monitores y ex-acampados de Rock Camp a ver qué acontecía por el norte de nuestro país en otro concierto del mencionado tour.
Llegamos a Barakaldo con muy buen tiempo y poca gente en los alrededores. Después de dar una vuelta entera al inmenso recinto donde iban a tocar Dream Theater esa noche (el BEC) y preguntarnos dónde narices estaría la cola al fin la encontramos y aunque sólo faltaba hora y media para la apertura de puertas apenas había gente (quizá por eso tardamos en localizarla), lo que nos aseguró un buen puesto en la primeras filas. El concierto empezó a las 20:00 puntuales y tuvo una duración de 3 horas en las que la banda no se bajó del escenario a excepción de un descanso de 20 minutos. Da para reflexionar el hecho de que por el doble de dinero hoy en día se vean a bandas poco más famosas y toquen la mitad de tiempo. Dream Theater son unos grandes currantes, lo demuestran con cada disco y cada concierto y esta es una prueba de ello.
El setlist fue muy parecido al de Milán, con contadas excepciones. Abrieron igual, con mucha fuerza y un sonido excelente con «The Dark Eternal Night» y siguieron con «The Bigger Picture» de su álbum homónimo y «Hell’s Kitchen», con la que confirmamos lo a gusto que estábamos con el sonido y la fuerza que sigue teniendo este grupo con más de 30 años de historia sobre el escenario. Continuaron con dos canciones de su último trabajo conceptual The Astonishing (2016): «The Gift Of Music» y «Our New World» (de la que por cierto existe una gran versión con Lzzy Hale de Halestorm colaborando a las voces). El público cantaba y saltaba a unísono y aplaudían los solos y las intervenciones de los distintos intérpretes como si de un concierto de jazz se tratara. Esto se hizo aún más patente cuando llegado este momento pudimos disfrutar de John Myung (bajista) haciendo un solo tributo al gran Jaco Pastorius. Continuaron con «As I Am» (en cuyo final también repitieron parte de «Enter Sandman» de Metallica, al igual que en Milán) y «Breaking All Illusions», que recordamos como una de las mejores canciones del concierto. Llegados a este punto y con lo que sabíamos que nos esperaba al final, los que ya les habíamos ido a ver más veces pudimos tachar varios temas de la lista de “discos de Dream Theater de los que no he escuchado ni una sola canción en directo”, una gran satisfacción para los más frikis.
La segunda parte abría con el prometido Images & Words (1992) en su orden y totalidad. Una interpretación excelente que si bien temíamos en ciertos aspectos como la voz, nos dejó, nunca mejor dicho, con la boca cerrada. Y es que James Labrie (voz) no puede cantar ahora las cosas que cantaba en 1992 (mucho menos después de su problema en las cuerdas vocales producto de una incesante vomitona debido a haber ingerido ostras en mal estado de vacaciones en Cuba poco después de grabar el tercer álbum de la banda, Awake), pero, y a pesar de haber bajado las canciones un tono y no hacer las melodías exactamente igual evitando llegar a las notas más agudas, dio un concierto como nunca le hemos visto: lleno de virtuosismo vocal, actitud con el público y sentimiento. El gran momento guitarrero vino cuando John Petrucci (guitarra) hizo un guiño a un tema («Glasgow Kiss«) de su proyecto personal como parte del solo de «Take The Time» (que por cierto ha sido uno de los mejores que le he visto en directo, si no el mejor). El protagonismo para Mike Mangini (batería) vino cuando en medio de «Metropolis pt. 1» hizo un solo en el que entre otras cosas hacía un redoble sólo con una mano y cuando cambiaba de brazo no se percibía pausa alguna (podéis verlo en este vídeo, minuto 3:11). Jordan Rudess (teclados) hizo gala de su extensa librería de sonidos para teclado y aplicaciones de iPad que él mismo desarrolla y hasta hubo momento también para que Labrie se pusiera en plan “abuelito batallitas” y nos contara cómo era la vida del grupo cuando sacaron el Images & words.
Después de una brillante interpretación de «Learning To Live» los fans queríamos más y Dream Theater escuchó nuestras voces gritando obsequiándonos con un bis de 23 minutos como es la inigualable suite de «A Change Of Seasons».
Incluso después de casi tres horas de concierto no nos habría importado quedarnos una hora más. De verdad, no estamos locos: tal fue nuestro disfrute y así de brillante fue el concierto. Si la banda sigue con el incesante ritmo que ha llevado siempre podremos esperar nuevo disco en breve y quién sabe con qué se atreverán esta vez. Sólo nos queda decir: ¡hasta la próxima, Dream Theater!
Entrada y fotos realizadas por Pablo Abarca, Monitor de Rock Camp.
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