El pasado jueves 10 de Abril tuvimos el placer de asistir en Madrid a uno de los conciertos de metal progresivo más esperados del año: HAKEN.
Haken es una joven banda londinense de rock/metal progresivo caracterizada por la complejidad instrumental y estructural en sus canciones, por la introducción de instrumentos poco habituales en el heavy metal en las mismas y sobre todo por un incansable sentido del humor. Con influencias como Dream Theater, Rush, Pink Floyd, Opeth etc. Haken nos traía un show digno de ver en el que nos presentaban su tan aclamado último álbum ‘The Mountain’.
Llegamos a hacer cola sobre las 18:00, hora y media antes de que abrieran las puertas. Apenas estábamos 15 personas, pero pronto eso cambió, llegándose casi a llenar la planta baja de la Sala Shoko. Dar las gracias a la promotora Madness Live que a pesar de ser tan joven, hizo esto posible.
Las puertas se abrieron a la hora prevista y el concierto empezó a los pocos minutos. Comenzaron a tocar los teloneros Nami, una banda española de metal con sonidos muy oscuros, riffs muy potentes y pesados y guturales en las voces (aunque también pudimos oír alguna melodía y algún solo de guitarra). Tocaron algunas canciones de su primer y único trabajo, cuyo nombre es homónimo al de la banda. Podéis escucharlo aquí
El público se fue animando poco a poco y mientras los propios músicos de Nami recogían su equipo ya estábamos a tono para Haken. El concierto empezó sin mucha demora. Los propios músicos de Haken también salieron a colocar sus equipos. Entonces todas las luces se apagaron y se hizo el silencio. Un sólo foco se encendió, iluminando al teclista Diego Tejeida que comenzó a tocar el principio de The path, la primera canción de su último álbum. A Diego se le unió Richard a los teclados (aunque también toca la guitarra en Haken) y por último apareció Ross Jennings, el cantante, que entonó esta breve balada del disco que nos introduce al concepto de que la vida es una montaña y es importante saber qué caminó elegir para llegar a la cima. Continuaron tocando ya toda la banda Atlas stone, tal y como sigue el orden de su disco. Ya en Nami habíamos notado que el sonido no era de lo mejor. En Haken al principio apenas podíamos oír la voz y la guitarra de Richard también estaba muy baja de volumen. Los técnicos lo arreglaron según avanzaba el concierto. Ross aprovechó para saludarnos y hacer uso de su escaso pero bastante bien pronunciado español. Después de esto tocaron In Memoriam la cuarta de ‘The Mountain’ que mezcla todo el rato un compás de subdivisión binaria con uno de subdivisión ternaria (aquí vemos lo mucho que les gusta divertirse haciendo lo que hacen y el gran sentido del humor e ingenio que tienen). Algunos de los fans más frikis intercambiábamos miradas y gestos con ellos indicando el compás que venía cada vez. Hicimos especiales migas con el bajista. Dejaron de tocar canciones de su último álbum y tocaron Insomnia de ‘Visions’ (su segundo álbum), a la que le siguió Aquarium de su primer disco (‘Aquarius’). En esta canción Ross Jennings se tropezó con el cable del micrófono y lo desconectó sin querer. Antes de volver a colocarlo en vez de ponerse nervioso y recolocarlo rápidamente decidió jugar un rato con el cable como si fuera un látigo. Ahora era el turno de ‘The Mountain’ de nuevo: tocaron la masterpiece del álbum Falling back to earth, que fue votada como la mejor canción de prog en prog-sphere.com hace unos meses. Después de esta canción Diego Tejeida, el teclista mexicano, se marcó una simple y breve improvisación de teclado que dio pie a las siguientes canciones: Deathless y Shapeshifter. A estas dos les siguió una de mis preferidas, de esas que te sabes tan bien que tienes que variarlas al cantarlas para no aburrirte: Streams con su 11/8 que mantienen tanto tiempo hacia el final de la canción y queda tan natural. Ahora era el turno de Conner Green (el nuevo bajista de Haken) de hacer un solo. Tocó una adaptación de The Path para bajo que él mismo había hecho y que interpretó en el video de su audición para Haken. Como era de esperar, a continuación tocaron Paraedolia (que empieza con una introducción de bajo). Esta es una de las pocas canciones de Haken que no cambia de compás dentro de la propia canción, aunque este compás sea un 5/4. Olía ya a final de concierto y así pareció ser cuando tocaron el 2º single de ‘The Mountain’: Cockroach king (o como ellos pusieron en su setlist; ‘cock’). En esta canción vemos como Haken introduce juegos instrumentales poco habituales en el rock como el cuarteto vocal a capella del principio y del final que además es muy divertido. Podéis verlo y escucharlo aquí (videoclip con marionetas de ellos mismos) A esta le siguió Somebody con su increíble y contrapuntístico juego vocal hacia mitad de canción. Y con esto parecía que se había acabado el concierto, ¡pero no! Respondiendo a nuestros gritos volvieron y tocaron no uno, sino 2 bises: Because it’s there y Visions (que dura 22 minutos). ¿No queríais bis? ¡Pues toma bis! Para terminar el concierto dejaron que la última parte de Because it’s there la cantara el público y sólo 2 voces suyas, a capella, y en Visions Ross se bajó del escenario y nos acercó el micrófono a las primeras filas que cantábamos hipnotizados el himno del final de esta canción.
Finalizado el concierto los músicos de Haken bajaron a charlar y estar un rato con los fans. Tuvimos la suerte de hacernos fotos con ellos y conseguir sus firmas; pero sobre todo de estar allí con ellos como si fueran amigos de toda la vida, tomándonos unas aguas y hablando de todo un poco y de música en general.
Haken tuvieron un directo excelente, con muy pocos fallos (aunque echamos en falta algunos coros que pensábamos que harían dado que todos sin excepción tenían un micrófono a su disposición). El concierto fue todo un éxito, y a pesar de no quedar llena la sala, el ambiente fue magnifico. Tanto ellos como nosotros queríamos quedarnos, hasta que los guardias de seguridad nos echaron sin remedio (a músicos y fans sin excepción).
¡Esperemos que vuelvan a España pronto!
Prog up!
Crónica realizada por Pablo Abarca.
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