Hace sólo un par de meses que Dream Theater, la legendaria banda de metal progresivo, sacó a la luz su último trabajo de estudio: Distance Over time (2019). Y aunque ya ha pasado un tiempo, como buen álbum de prog ha sido necesario escucharlo varias veces para poder madurarlo bien.
Si algo puede definir este disco es que con él, Dream Theater, vuelven a su faceta más clásica, al más puro estilo Images & Words (1992, su segundo álbum). La primera obviedad de ello es que, al contrario que The Astonishing (2016), su último trabajo, Distance Over Time (2019) no es un disco conceptual. Simplemente es una recopilación de canciones que han compuesto durante unos días en 2018. Sí, sí: “unos días”. 19 en concreto. Eso es lo que han tardado en hacer este disco, pero eso no quiere decir que esté mal hecho o hecho con prisas, ni mucho menos. Hay otros ejemplos de álbumes de Dream Theater que se han compuesto en una fracción de tiempo similar, como Train Of Thought (2003) (21 días).
Distance Over Time (2019) abre con uno de los singles más escuchados en Internet de este nuevo trabajo: “Untethered Angel” (aquí os lo contamos), una canción que recuerda a singles de discos anteriores en timbre y estructura ; seguido de los dos siguientes adelantos «Paralyzed» y «Fall Into The Light». Cabe destacar también la intro de “Barstool Warrior”, que es un clarísimo ejemplo de la influencia del Images & Words (1992), y “At Wit’s End”, que tiene un final lleno de emoción que te deja pensando. Pero sin duda alguna los dos grandes temas del disco son “Room 137” y “Pale Blue Dot”. La primera es un gran ejemplo de canción heavy de Dream Theater cuya letra habla del físico Wolfgang Pauli y su obsesión con el número 137, debido a su misteriosa continua aparición en la naturaleza y las matemáticas. La segunda a mi parecer es la mejor canción del disco de largo: “Pale Blue Dot” es el nombre de una fotografía tomada por la nave Voyager 1 desde uno de los límites del Sistema Solar. La misión de esta nave no tripulada era llevar una muestra de la cultura de la Tierra a otros planetas en los que existiera la posibilidad de que hubiera vida. El material era en parte música, por supuesto. Entre los artistas que incluye sus grabaciones podemos encontrar a Bach, a Mozart, a Stravinsky… pero también a Louis Armstrong, a Chuck Berry y música étnica de distintas regiones. Esta canción de Dream Theater se basa en la historia que hay detrás de esta imagen para expresar esa sensación de sentir que somos un simple punto pálido y azul perdido en medio de la basta inmensidad del espacio y que todo lo que parece importarnos tanto en realidad es insignificante comparado con la magnitud del universo.
Un perfecto cierre para el disco (sin olvidar el bonus track “Viper King”, también muy en el estilo de los Dream Theater clásicos). El álbum en sí responde a la demanda de muchos fans que siguen a la banda desde sus inicios y mola ver como un grupo con tanto recorrido es capaz de volver tan bien a sus raíces. Sin ser una obra maestra que haya removido las bases mismas de la música es un buen disco y espero que os guste tanto como a mí.
Entrada realizada por Pablo Abarca, Monitor de Rock Camp.