Hoy os traemos la crítica del último disco de los estadounidenses Korn, «The Nothing». Los padres fundadores del Nu Metal han vuelto con grandes composiciones, cargadas de riffs intensos, melodías pegadizas y mucho, mucho groove. Korn están teniendo una segunda juventud desde la vuelta de James ‘Munky’ Shaffer hace unos pocos años. ‘The Paradigm Shift’ (2013) fue un pelotazo en sí mismo, pero tras un flojo ‘The Serenity of Suffering’ (2016), ‘The Nothing’ (2019) se postula a ser uno de los discos del año.
Introducido con el sonido de unas gaitas en “The End Begins”, el disco crea una atmósfera oscura que incrementa el deseo de un buen riff propio del quinteto. Sin embargo, al acabar, nos encontramos con “Cold” (del que ya os habló Javi en este Blog), que comienza con unos cortes para nada empalmados con la introducción. Sin embargo, vemos que no es más que un parada repentina para que la banda luego entre con todo. Jonathan Davies gritando a lo bestia, una estrofa melosa, y un estribillo con la primera melodía que se te queda del disco.
Cabe remarcar que muchas de las cosas que escuchamos en este disco son marca de la casa, en el sentido que no suenan a nuevo. Pero sí que suenan frescas, debido, creo yo, a tres factores: la madurez de la banda, la producción del disco y el estado de forma de Ray Luzier a la batería (sí, barro para casa). Por ejemplo, si escuchamos “You’ll Never Find Me” o “Idiosyncrasy”, a uno le vienen recuerdos de temazos como “Falling Away From Me”. Pero es esa experiencia que lo hace novedoso, y esa producción tan grande y natural (algo hacia lo que el metal moderno, desgraciadamente, tiende a alejarse últimamente) hace que la música crezca y penetre en ti. Finalmente, lo de Ray Luzier es simplemente único. Tiene una habilidad de componer piezas tan musicales que impulsan las canciones a priori “simples” de Korn hacia un estamento superior.
Otros temas a destacar son “The Ringmaster” y “H@rd3r”, que tienen también esas melodías de las que hablaba antes. En el caso de la primera, creo que tiene el mejor estribillo del disco, con las voces muy bien armonizadas. En el caso de la segunda, se trata del tema más fuera de tono dentro de la línea general del disco, con una parte experimental al final que llamará la curiosidad de vuestros oídos.
En resumen, Korn están muy en forma, por muchos años y experiencias que pasen por sus carnes. Tengo muchas ganas de verles de gira el año que viene, de momento podremos verlos en España en el Resurrection Fest (donde ya no quedan abonos). Lo mismo el blog tiene que hacer una excursión al extranjero…
Entrada realizada por Diego Solana, Monitor de Rock Camp.