El Sonisphere España 2012 comenzaba el pasado viernes con un cartel impresionante que iba a hacer disfrutar a todos los amantes del Rock en general y del Metal en particular. Los conciertos se dividían entre dos escenarios lo que hacía que dos bandas siempre estuviesen sonando. La música no paraba desde las 17:00 hasta bien entrada la madrugada y eso era de agradecer. La pega, que no podías de disfrutar de todos los conciertos y había que diseñar tu propio programa. Vamos, que en nuestro caso tuvimos que elegir un par de veces y nos quedamos sin ver a algún grupo al que teníamos ganas. Nuestro día al final se redujo a Limp Bizkit, The Offspring, Paradise Lost, Soungarden y Machine Head, que no está nada mal.
Nuestra tarde de hecho comenzaba un poco tarde, con el concierto de Limp Bizkit. La banda americana ha recuperado con su último disco parte de la energía que desprendía a principios de los 2000 y que les hizo famosos en el mundo entero y estandarte del llamado Nu Metal tan de moda en esos años. El concierto comenzaba con temas de su último álbum Gold Cobra pero cuando de verdad mejoró y convenció al público fue cuando tocaron sus grandes éxitos My Generation, Take a look around y Rolling. Otros momentos destacados del concierto se dieron cuando sonaron Livin’ it up, Eat you alive (con la colaboración de un fan a las voces que lo hizo bastante bien) o la versión de George Michael, Faith (en la que Durst subió al escenario a un montón de fans femeninas). La banda sonó compacta con un Wes Borland desatado y disfrazado de una manera bastante desagradable. La base ritmica estuvo muy contundente como es habitual en ellos. Pero lo peor fue la voz, no por culpa de Durst, sino porque no destacaba nada sobre el resto de instrumentos, de hecho por momentos ni se distinguía, algo que no puede pasar en un concierto de este nivel y es un fallo garrafal en el sonido. Fred Durst además buscó interactuar con el público, pero se notaba que la mayoría no tenía muchas nociones del idioma de Shakespeare, algo que desesperó un poco al cantante que aún así mantuvo el buen rollo todo el concierto. Esos intentos de dialogo con el público provocaron demasiados parones en el concierto, algo que lo ralentizo y solo hizo despegar al final del mismo con los temas ya mencionados.
Después de Limp Bizkit, llegaba el turno de The Offspring. La banda californiana regresaba a España tras su última actuación el septiembre pasado el Getafe Open Air, pero la situación era diferente. Este concierto tuvo mucha más fuerza que el anterior y la razón probablemente sea que ahora están comenzando la gira de presentación de su nuevo disco y lo hayan cogido con muchas más ganas e ilusión. Durante el concierto no faltaron ninguno de sus grandes éxitos. Comenzaron con All I want, el único tema que tocaron de uno de sus mejores discos, Ixnay on the Hombre (1997), que metía de lleno al público en la intensidad de su punk para grandes masas. Continuaban con You’re gonna go far kid, de su último album de 2008 y con Days go by, el primer adelanto que hemos tenido de su nuevo disco que se editará en breve. El tema suena bastante fuerte y rockero, aunque la melodía de voz hace decaer un poco la intensidad que presentan las guitarras. A partir de ahí, retomaron sus temas más cañeros: el clásico Come out and play, del álbum que les dio fama, Smash (1994); Have you ever y Staring at the sun, dos de los temas más intensos del Americana (1998); y Hammerhead la mejor canción del ya mencionado álbum de 2008 Rise and Fall, Rage and Grace. A continuación recordaron otro de sus éxitos más comerciales, Original Prankster, del Conspiracy of one (2000), los más punk Bad Habit y Walla Walla, y otro tema de los comerciales, Hit that, del Splinter (2003). Entonces llegaba el momento de relax después de que el público no parase de saltar desde la primera canción, csa que se agradeció bastante. Este «tiempo muerto» lo protagonizaron la balada Kristy, are you doing ok? y la cachonda Why don’t you get a job?, que nos sirvieron para coger fuerzas para la recta final. Continuaban con la épica de Americana, el hit Pretty Fly (for a white guy) y Can’t get my head around you. Les seguía la que para muchos es una de sus canciones más redondas The Kids aren’t alright y Want you bad. Por último, terminaban con el tema que les puso en el panorama internacional y que sigue siendo su estandarte y sonando igual de bien, Self Esteem. Fue un concierto muy intenso y muy punkrockero, con una banda en plena forma y que sabe lo que quiere su público. Se montaron varios pogos entre los asistentes, que no paramos de disfrutar en ningún momento. El sonido esta vez fue bueno y probablemente el mejor del primer día. Dexter Holland es un frontman peculiar con una actitud un poco estática todo lo contrario que el guitarrista Noodles, que no paró en todo el concierto. La base rítmica cumplió con su cometido. Un concierto por y para los fans de la banda, que por lo visto éramos muchos en el Sonisphere.
Rápidamente al acabar el concierto de The Offspring corrimos al escenario 2 a ver el final del show de Paradise Lost. Por mi parte, hacía años que quería disfrutar del directo de los de Halifax, pero la coincidencia de horario con el concierto de The Offspring solo me permitió disfrutar de 4 temas. La verdad es que lo que vimos resultó un buen resumen de lo que puede dar la banda en directo en el año 2012. Disfrutamos de dos de sus nuevos temas de su álbum más reciente Tragic Idol publicado este mismo año: Fear if impeding hell y la canción que da título al disco. También tocaron Faith divide us, death unite us, del anterior trabajo que también tenía ese mismo título. Estos tres temas demuestran que Paradise Lost vive una segunda juventud y retoma los sonido que les hicieron la banda estandarte del Doom Metal de los 90 y precursores de los sonido góticos tan de moda en los años posteriores. Las guitarras de Greg Mackintosh y la voz de Nick Holmes pasan de sonidos melódicos a sonidos más oscuros y brutales con una facilidad y estilo abrumadores. Para terminar el concierto nos dejaron una de sus perlas más queridas por los fans: Say just words, de su álbum One Second (1997), que fue el que más ventas les dio en su momento y que supuso un giro a sonidos más comerciales en su carrera sin abandonar la calidad que les caracteriza. Un temazo que con el paso de los años sigue sonando igual de bien. Esperamos con ganas poder hacer una crónica de un concierto entero de Paradise Lost en un futuro cercano.
Pasada la media noche comenzaba el concierto de otra de la grandes atracciones del festival, Soundgarden. La banda de Seattle volvía a nuestro país después de nada menos que 15 años. Esta gira que les ha vuelto a reunir desde su separación en 1997 está causando gran expectación en todo el mundo y España no iba a ser menos. Comenzaron su descarga con mucha energía: Searching with my good eye closed, Spoonman y Jesus Christ Pose fueron sus tres primeras elecciones. Grandes temas que se vieron lastrados por un sonido que dejaba bastante que desear, con unas idas y venidas extrañas que fueron mejorando a lo largo del concierto. El show continuó repasando temas de prácticamente todos sus álbumes, predominando los de Badmotorfinger (1991) y Superunknown (1994). No se olvidaron tampoco de sus comienzos tocando Hunted down de su EP Screaming life (1987), o Ugly truth y Gun del álbum Louder than love (1989). El final del concierto pego el último acelerón para acabar de conquistar al público: Rusty Cage; el himno Black hole sun, que fue una de las más coreadas; su último tema grabado para la BSO de Los Vengadores, Live tu rise; y terminaron con Slaves & Bulldozers, abandonando el escenario con un acople de los instrumentos ensordecedor que dejó al respetable con ganas de más. La banda en escena estuvo sobria, con Kim Thayil y Ben Sheperd centrados en su cometido; Matt Cameron demostró que es uno de los grandes baterías de los últimos años, ya que la complejidad de este instrumento en los temas de Soungarden es abrumadora, a lo que hay que añadir su trayectoria con otra de las grandes bandas salidas de la escena de Seattle, Pearl Jam desde 1998. Por último Chris Cornell estuvo muy grande y dejó claro que es una de las grandes voces del Rock, transmitiendo sentimiento y fuerza en cada momento. Quizás fue un show demasiado serio en su puesta en escena pero impecable en la elección de temas e interpretación (una pena las idas y venidas del sonido, sobre todo al principio). Los que estuvimos allí recordaremos por muchos años este regreso de Soundgarden y algunos cumplimos la ilusión de ver a uno de los grandes del grunge, que además se ratificaron como
Para terminar la primera jornada quedaban Machine Head, que sirvieron como adelanto de lo que sería la segunda jornada del festival con más carga metalera. La banda californiana hizo un concierto brutal, con un doble bombo que retumbaba por todo el recinto y que hacía vibrar los cuerpos de los presentes. De nuevo, habría que ponerle pegas a un sonido demasiado demoledor, que no dejaba casi distinguir la voz. Aún así la banda californiana estuvo entregada y realizó un concierto arrollador. Para los que les veíamos por primera vez en directo fue un concierto a recordar.
El primer día del festival concluía con unos 32.000 espectadores y un muy buen sabor de boca dejado por bandas que lo dieron todo en el escenario y que el respetable tenía muchas ganas de ver en directo. Un buen comienzo para lo que sería un segundo día tremendo.