Hoy os presentamos The Black Mammoth (2016), el último disco de unos grandes amigos de Rock Camp: BOK
Lo primero que destaca al escuchar este nuevo disco es la calidad del sonido. No sé si será intencionado, pero les ha quedado una metáfora muy curiosa cuando comparas el nuevo sonido con el que exhibían en su anterior Skeleton of the Mammoth (2014). Su primer disco exhibía grandeza, seguridad en sí mismos y una capacidad para conseguir una gran conjunción entre melodía y contundencia, pero era eso mismo: un esqueleto. 5 canciones grabadas en directo en un día que sonaban a gloria y enganchaban como ellas solas (yo tengo mi copia rayada de tanto ponerla en el coche), pero cuyo sonido palidece cuando lo comparas con la potencia de las nuevas canciones. El mamut antes asombraba por grande y majestuoso, ahora por exhibir músculo y porque viene corriendo hacia nosotros.
Arrancamos con “Baby Cow”, el tema perfecto: vacilón, pegadizo y de los que te obligan a hacer headbanging seas quien seas. El power trío (formado por Adrián Huertes a la guitarra y voz, Pablo Giral al bajo y Carlos “Potter” Barcenilla a la batería) sigue funcionando en temas como “Blackfreakness”, que me recuerdan a mis adorados The Black Keys, o en “Deaf Owl”, donde una sencilla pero efectiva línea de bajo marca el tema. La batería golpea, el bajo llena y la guitarra matiza lo necesario, creando una base compactada y pesada para dejar que la voz de Adrián nos lleve a un desierto áspero y nocturno. “Stuck To You” tiene un riff inicial que como manda el título se te queda pegado, y “Ohio” marca un final perfecto que sabe a poco.
No hacen tampoco concesiones a la galería: para el pagano puede parecer que las canciones se parecen demasiado, así que si no te gusta su propuesta no te vas a hacer fan de inmediato, pero son coherentes consigo mismos y sacan adelante una gran colección de canciones de rock tosco, del que se nota que les gusta a ellos.
BOK no son un grupo especialmente oscuro, pero desde luego visten de negro. No son metal, pero tienen potencia para partirte la cara. No son stoner, puesto que en su desierto se ve agua y vida por debajo de la superficie. No son indie, porque tienen una identidad fuerte y no marcada por una moda. Así que se hace difícil definirlos por parecidos, definirlos por lo que no son. Será que simplemente, BOK IS ROCK.