¿Has oído hablar del “blackgaze”? Es un género que surge de la fusión de black metal con el shoegaze y el post-rock, y que nació en Europa de la mano de los franceses Alcest. En Norteamérica, emergió una ola de bandas de este estilo en la última década, estando Deafheaven a la cabeza. Aprovechando el lanzamiento de su más que comentado nuevo álbum Infinite Grain en el pasado mes de agosto, creemos que ya va siendo hora de adentrarnos en su discografía y así poder entender qué supone esta nueva propuesta estilística.
Provenientes de San Francisco (EEUU), Deafheaven surge en 2010 como el proyecto conjunto del cantante George Clark y el guitarrista Kerry McCoy. Tras lanzar un EP de demos, reclutaron al resto de miembros que completarían la formación y lanzaron su trabajo de debut Roads To Burn (2011), en donde empezaron a desarrollar su marca en forma de proto-blackgaze, definido por una fusión más heterogénea en la que es fácil separar sus distintas influencias. Tras conseguir homogeneizarlo, lanzaron Sunbather (2013), primer LP del grupo y el trabajo que les conduciría hacia la fama de la que gozan actualmente.
A diferencia del anterior, es un trabajo que instrumentalmente llegar a estar influenciado por un sonido más derivado del rock (o incluso pop, a pesar de tener canciones que pueden llegar hasta los 15 minutos) que del black metal, aunque se mantienen intacta en su totalidad esa ejecución vocal gutural tan característica de estos géneros extremos. Un pulimiento de su parte más melódica y un afilamiento de su faceta más extrema se pueden apreciar en su siguiente trabajo New Bermuda (2015). 45 minutos repartidos en 5 canciones (como el anterior, pero sin interludios “sobrantes”) que reflejan con gran tino ambos extremos del espectro musical que les define (y, en menor medida, todo lo que queda entre medias).
Unos años después llegaría su tercer LP bajo la forma de Ordinary Corrupt Human Love (2018), en donde la parcela metalera evolucionó notablemente hacia un sonido más cercano al post-hardcore.
Y llegamos a 2021 con el lanzamiento de su quinto trabajo, en el que prácticamente han abandonado por completo cualquier elemento de black metal, como es el caso de los blast beats y de la voz gutural (aunque este último elemento no llegar a desaparecer del todo, como en el final de la canción Mombassa). En cambio, el sonido se ha polarizado hacia el shoegaze y el dream pop, con el uso de sintetizadores como novedad con respecto a sus anteriores trabajos (en la parcela instrumental). La consecuencia más directa de este cambio es un mayor dinamismo en sus directos entre el material antiguo y estas canciones. Por otra parte, no sabemos si este planteamiento de composición llega para quedarse de manera definitiva, especialmente tras la división generada entre el fandom de la banda a favor y en contra de este cambio tan “radical” (aunque hay que reconocer que Deafheaven es una banda que ha gustado y asqueado a partes iguales) y cuales serían sus consecuencias en el contexto de la escena del blackgaze. No obstante, para aquellas y aquellos que no tengáis un gran aprecio hacia géneros extremos del metal, Infinite Grain supone un buen punto de partida para adentrarse en la discografía de los californianos.
Entrada realizada por Daniel Jiménez, monitor de Rock Camp.