En los últimos años, ha ido cobrando importancia con mayor frecuencia la pregunta acerca de cuáles serían las bandas que reemplazarían y darían el relevo generacional a los grandes nombres de la historia del rock y metal, pasando a ocupar los puestos altos de los festivales musicales más importantes y a protagonizar las supergiras que solo los grupos más importantes son capaces de realizar. En lo que respecta al metal, uno de los nombres que mayor unanimidad genera para resolver dicha cuestión es el del grupo francés Gojira. Esta semana, con motivo del lanzamiento de su último trabajo “Fortitude”(2021), nos centraremos en explicar ese planteamiento, además de entrar en detalle en los principales aspectos del último álbum de los hermanos Duplantier y compañía.
Anteriormente en el blog ya incluimos 10 temas para descubrir a esta banda (pincha aquí para leerla), siendo plenamente conscientes de la proyección que tenían desde hace varios años. Y es que, en los que respecta al metal, se tiene en cuenta a esta banda (junto a nombres como Parkway Drive o Architects) como serios candidatos a unirse a Slipknot, Avenged Sevenfold o Ghost en la nómina de nombres que pasen a encabezar el género, ante los (cada vez más) cercanos finales de las trayectorias de los Metallica, Iron Maiden, etc… de turno. Y lo que diferencia a estas nuevas bandas respecto de otros grandes nombres de la generación anterior (System Of A Down, Tool, etc…) es que están alcanzando el estrellato en el ocaso de estas grandes bandas de la historia, por lo que probablemente se encontrarán en su mejor estado de forma para reclamar esos puestos en lo más alto. Sin embargo, parten con la desventaja (con respecto a los “padres fundadores”) de que el metal y el rock duro no son, actualmente, los géneros más populares entre los oyentes (cosa que sí sucedió en el pasado).
¿Y qué tienen Gojira que los hace tan especiales? Su fórmula en la que fusionan death metal técnico, metal progresivo y groove metal, resultando un sonido único (aunque a primera vista no lo parezca) y el cual han sido capaces de abrir a un mayor público en los últimos años, sin perder ni un 1% de dicha identidad sonora, demostrando una excelente simbiosis entre creatividad y fidelidad. “Fortitude” es el mejor reflejo de todo lo que han hecho anteriormente desde su tercer álbum “From Mars To Sirius” (2005), y así lo confirman los 3 primeros cortes del álbum. También siguen aportando auténticos riffs revienta-cervicales bien sustentados con poderosas líneas de batería, ya sea desde un enfoque acorde a los que nos tienen acostumbrados o desde perspectivas más experimentales.
En la parcela más accesible, como propuestas más alejadas de su sonido clásico, podemos encontrar dos medios tiempos: “The trails”, en la que se pueden percibir influencias de grupos como Deftones o Tool, y “The chant”, la cual recuerda bastante a “The shooting star”, de su anterior trabajo “Magma” (2016). Su disposición en el álbum es la correcta (en torno a los riffs frenéticos de la segunda mitad del álbum), si bien esta última sea la que más desencaje de entre todas las canciones (al menos a un servidor), siendo totalmente plana y con un mantra coral que peca quizá de demasiada repetición. Esta canción, junto a algunos detalles que se repiten a lo largo del álbum, son los únicos peros que poner a un trabajo cercano a la excelencia.
Dichos coros, sin embargo, adquieren todo el sentido del mundo entre el título, la letra y, especialmente, el videoclip de la canción, que sirve de denuncia de la represión del gobierno de china contra el pueblo tibetano. Precisamente, en lo que respecta a la concienciación sobre temas sociales, Gojira siempre han mostrado unos fuertes principios ecologistas, y este álbum no supone una excepción, principalmente representados en la canción “Amazonia”. De hecho, confirman con este disco que su discurso no es de boquilla, ya que han puesto en marcha el proyecto Operación Amazonia, por el que pretenden apoyar a los pueblos indígenas del Amazonas, quienes han visto como a finales de 2019 un buen porcentaje de la mayor selva del planeta fue destruida por incendios y sus consecuentes deforestaciones, siendo el mantenimiento de estas poblaciones el recurso principal para el mantenimiento del “Pulmón de la Tierra”.
Entrada realizada por Dani Jiménez, Monitor de Rock Camp.