Hoy os traemos una banda con muchas tablas en su largo recorrido. Hablamos de Teenage Fanclub, una banda escocesa de rock alternativo y power pop formada en 1989 por Norman Blake, Raymond McGinley, Gerard Love y Brendan O’Hare. La banda empezó a ganarse fama en la escena de Glasgow en la década de los 90’s gracias a la publicación de sus dos primeros discos A Catholic Education (1990) y The King (1991).
El éxito comercial les llegaría con su tercer disco Bandwagonesque (1991), un álbum que se publicaría el mismo año que su predecesor para cumplir con un contrato firmado con el sello norteamericano Matador Records. El resultado, a pesar de las prisas, fue álbum más deliberadamente compuesto, con temas más pegadizos, los riffs de guitarra más curtidos, y una armonía que empezaba a cobrar más sentido compositivo. Os dejamos a continuación uno de sus mayores éxitos:
Durante el periodo en el que se producía su siguiente disco, Thirteen (1993), Brendan dejó la banda debido a diferencias musicales, con lo que fue sustituido por Paul Quinn, miembro original de Soup Dragons. Los críticos definirían este álbum como su trabajo más grunge, fue un duro golpe para su público al cual no le agradó demasiado.
Por suerte, su quinto disco volvería a encarrilar su trayectoria. Grand Prix (1995) tuvo mucho éxito tanto en su crítica como en el número de ventas en el Reino Unido. Incluso la banda Oasis, en su momento, impuso su palabra de autoridad para advertirnos que Teenage Fanclub era «La segunda mejor banda del mundo, después de Oasis». Este álbum nos daba temazos como el que os dejamos a continuación:
Songs from Northern Britain (1997) siguió su predecesor y se consolidó como un éxito de ventas. El sonido folk y acústico del álbum encontró su nicho en una mayor audiencia, y representó una notable subida en las listas de ventas en el Reino Unido. Dicho álbum contiene su mayor éxito lanzado en formato sencillo hasta la fecha: «Ain’t that Enough».
A estos trabajos les sucede un manojo de álbumes que no resultaron tan comercialmente populares como los anteriores. Trabajos como Howdy!(2000), Words of Wisdom and Hope (2002), el recopilatorio Four Thousand Seven Hundred And Sixty-Six Seconds – A Shortcut to Teenage Fanclub (2003) , Man-Made (2005) y Here (2016) obtendrían resultados pobres en ventas, más de uno resultaría ser un fracaso comercial. Sin embargo hay quien atribuye a estos trabajos algunas de las mejores obras de la banda.
Pero hablemos de lo que nos importa, de lo que nos trae hoy a redactar esta entrada. Hoy Teenage Fanclub son noticia porque publicaban su último trabajo el pasado viernes 30 de abril, un álbum llamado Endless Arcade (2021). Esta última entraga de su larga saga presenta el perfil más clásicote del grupo, que nos recuerda tanto al sonido de guitarra de antaño. Se podría advertir que a la hora de tomar referencias se han planteado trabajar sobre el sonido tradicional de la cosa oeste americana de mediados de los sesenta. Parece que la banda lleva su estilo al su cenit y se asienta como una tranquila madurez musical igual que la que ya azotaba la edad de los integrantes de la banda.
Sin duda se trata de un trabajo muy bien culminado e interpretado, hace gozo de un sonido muy elegante que nos recuerda a figuras como Neil Young o Simon & Garfunkel. Sin embargo parece que no todas las canciones están a la misma altura, y al igual que nos dejan caer alguna perlita para nuestro gozo y disfrute, también nos dejan programada algún que otro tema que carece de punctum, esa sensación que tenemos cuando una canción nos «pincha» en el estómago. Ciertamente a algunos de estos temas les ha faltado una vuelta de tuerca, un poco más de sal y amor en su receta. Pero si algo nos ha enseñado un grupo con tan larga carrera musical, proyección y sombra en la industria, es que indiscutiblemente merecen estar donde están. Se merecen por ello el mayor de los respetos y esperamos que sigan trayéndonos más joyitas como han venido haciendo desde los 90’s.
Entrada realizada por Marc Moreno, Monitor y Fotógrafo de Rock Camp.