Continuamos analizando la carrera de Nick Cave & The Bad Seeds, uno de los proyectos musicales más interesantes e innovadores de los últimos 40 años. Una carrera plagada de grandes temas que ya comenzamos a conocer en la parte 1 de esta serie de entradas (pincha aquí para leerla) y que continuamos ahora con otros 10.
Nos habíamos quedado a mediados de los 90 con el disco que más éxito había cosechado en su carrera. Ese «Murder Ballads» (1996) que había acercado la música de Nick Cave & The Bad Seeds al gran público y reconocimientos varios como dos ARIA Awards (los Grammys Australianos). Pues bien, acto seguido Nick Cave graba The Boatman’s Call (1997) su disco más personal e introspectivo, con un piano que predomina sobre el resto de instrumentos, y que vuelve a tener un éxito arrollador. A pesar de ese cambio de registro, alejándose de los sonidos más oscuros de su carrera previa; el público acogió el nuevo trabajo y supo valorar esta nueva faceta del artista australiano y su banda. A partir de ese momento, con un carrera ya afianzada, Nick Cave & The Bad Seeds siguieron lanzando discos siempre de una calidad altísima y navegando entre todos sus sonidos característicos.
Into My Arms – The Boatman’s Call (1997). Nadie duda que este disco es una de las grandes obras maestras de Cave y compañía. En él encontramos sus temas más íntimos y desgarradores. Incluso da para temas de amor como éste.
(Are You) The One That I’ve waiting For? – The Boatman’s Call (1997). Esa linea intimista se manifiesta en todas las canciones del disco. En este tema Cave canta con melancolía al amor esperado acompañado de un arpegio de guitarra que acolcha la melodía. Mientras que en otra joya de este disco como «People Ain’t No Good Anymore» ve el lado negativo del amor y lo plasma de una manera magnífica. (escúchala aquí).
God Is In The House – No More Shall We Part (2001). Con este disco continuó la linea melódica de su anterior trabajo y de nuevo dejó una lista magnífica de canciones. En este caso vuelve a contar con unos coros femeninos que dan profundidad a otro tema intimo a la par que místico.
Bring It On – Nocturama (2003). Aunque el disco no es de los más valorados (principalmente por estar metido entre varias obras maestras), no es nada despreciable. Quizás es más ligero, pero eso dentro de la carrera de Nick Cave siguen siendo palabras mayores. Y para muestra este tema en el que colabora el ídolo de la infancia de Cave, Chirs Bailey de los también australianos The Saints.
There She Goes, My Beautiful – Abbatoir Blues/The Lyre Of Orpheus (2004). El decimotercer álbum, sin desmerecer a los siguientes, es una muestra de que el australiano y sus compinches estaban en estado de gracia (a pesar de la marcha de Blixa Bagerfeld). Quedarse con tres canciones cuesta trabajo. Empezamos por este pepinazo con coros gospel tremendos en el estribillo.
Nature Boy – Abbatoir Blues/The Lyre Of Orpheus (2004). La primera parte del disco muestra el lado más cañero del grupo. Incluso con un ritmo que te hace querer lanzarte a bailar y un estribillo de nuevo muy pegadizo.
O’ Children – Abbatoir Blues/The Lyre Of Orpheus (2004). La segunda parte de este tremendo trabajo muestra el lado más tranquilo e íntimo de Cave y compañía. Me quedo con este temazo que además fue muy bien usado en Banda Sonora de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte I. (pincha aquí para ver la escena) Pero os recomiendo que le peguéis una escucha al buenrollista «Breathless» (pincha aquí).
Dig Yourself – Dig, Lazarus Dig (2008). Tras grabar el primer disco de su proyecto paralelo Grinderman, donde mostraba su lado más rockero en un formato más básico, Cave regresa con un trabajo muy influido por esa experiencia. El rock pasa de nuevo al primer plano y el disco tuvo una gran recepción. Este primer tema es un buen ejemplo.
Jubilee Street – Push The Sky Away (2013). Primer trabajo sin su primer compañero de batallas, Mick Harvey. Los sonidos se vuelven muy minimalistas con un Warren Ellis desatado dando ambientaciones como las que podemos apreciar en este magnífico tema o el que da título al disco (escúchalo aquí).
Distant Sky – Skeleton Tree (2016). Uno de sus hijos, falleció en un accidente con 15 años y eso se refleja en todo este álbum, ya que ocurrio en medio de la grabación. Esa tragedia está latente a lo largo de toda la obra y hace que una canción como ésta, con la soprano danesa Else Torp, llegue a lo más profundo.
EXTRA: Bright Horses – Ghosteen (2019). Su nuevo trabajo ha salido hace unas semanas y es una continuación directa de su anterior trabajo. Ahora en un periodo de aceptación de su perdida pero manteniendo la linea de sonidos envolventes y de ensoñación. Es el culmen de sus dos últimos trabajos.
Entrada realizada por Javi Miralles, Coordinador de Rock Camp.