“La pasión es el mínimo exigible”, es uno de los lemas de esta banda. Y ellos hacen gala de ello con cada actuación. Pero el concierto del otro día fue especial: Berri Txarrak se despiden de los escenarios de forma indefinida justo cuando están en la cima de su carrera.
¿La pista del WiZink? Llena. Sold Out. ¡Que tuvieron que ofrecer algunas entradas de grada para que pudiera venir más gente! ¿Y cómo estaba todo ese público? Entregadísimo. Entregadísimo por ver, puede que por última vez, a uno de sus grupos preferidos y desde luego una de las mejores bandas de rock que ha habido en nuestro país.
En formato power trio y con una puesta en escena bastante sobria (como siempre han hecho), Berri Txarrak deja espacio a que el público se centre en la música, en emocionarse y sentirse parte del concierto. Fueron dos horas y media de puro rock tocado con sentimiento. Sin adornos, sin intros, sin nada enlatado lanzado por monitores: simple y pura música en directo. Gorka, David y Galder se dejaron la piel en el escenario como hacen cada noche y dieron un repaso a toda su discografía con canciones de todos sus discos, desde el metal más oscuro y cañero (“Libre”) a las baladas más sentimentales que te dejan llorando (“Iraila”). Tampoco faltaron canciones del nuevo disco, Infrasonuak (2017) (aquí puedes leer nuestro análisis), incluyendo “Zuri”, que sonó en el concierto de profes del 11.5 y en el Rock Camp Day de este año.
En el ambiente se respiraba un poco de melancolía y había un sentimiento agridulce entre los que estábamos allí. Disfrutamos del concierto, sí, fue la leche, pero no podíamos dejar de pensar que era el último que veríamos (a no ser que alguien vaya a repetir yendo alguna de las dos noches que van a hacer en Pamplona para cerrar definitivamente la gira).
Y es que uno se pregunta por qué un grupo como este con una carrera tan increíble a sus espaldas y que no ha parado de crecer frena su actividad sin dejar claro si volverán a tocar o no. Gorka Urbizu (cantante y guitarrista) ha dicho que no puede continuar con el ritmo frenético de Berri Txarrak, de seguir girando y grabando sin pausa, que necesita un tiempo separado de la banda y reflexionar. Y es que supongo que algo así puede pasar en cualquier momento, incluso en el año que has tocado en dos de los festivales de rock más importantes de España (Resurrection y Download), estás girando con un pedazo de disco como es el Infrasonuak (2017) y has conseguido llenar el recinto cerrado más grande de la capital.
Como fan de la banda sólo espero que no sea un adiós definitivo, que Berri Txarrak nos pueda seguir regalando estas canciones que hacen que nos emocionemos hasta la médula. Por ahora sólo nos queda albergar la esperanza de que esto no es un “adiós”, sino un “hasta pronto”. Os dejo con una de esas canciones que no te deja indiferente. Espero de veras que esto no se acabe aquí y que a los que no conocierais la banda os haya descubierto un grupo que merece mucho la pena escuchar.
Entrada realizada por Pablo Abarca, Monitor de Rock Camp.