Hoy os traemos la crónica del concierto de Cala Vento en Valladolid del viernes 22 de noviembre, en un lugar tan peculiar como fue el Auditorio del Colegio Mayor Peñafiel. Una gran noche en la que la actitud y el buen hacer del dúo catalán destacaron.
Sorpresas te da la vida: tras el temporal cierre del templo indie de Valladolid que es el Desierto Rojo, no sabíamos dónde iba a ser recolocado el concierto anunciado hacía tiempo de Cala Vento, dúo catalán que presentaba su tercer disco “Balanceo”. Supuse que se movería a la sala Black Pearl, al igual que los Derby Motoreta´s Burrito Kachimba, que se vieron en una similar. Sin embargo, los organizadores de Colectivo Laika nos dejaron picuetos con la elección del cambio: el Auditorio del Colegio Mayor Peñafiel.
Así que sin saber qué nos íbamos a encontrar nos dirigimos allí. Y la verdad es que lo que podía haber sido todo un hándicap se convirtió en un gran acierto: la sala parecía un teatro pequeño y el sonido destacó por su nitidez. Y eso es difícil porque Cala Vento tocan fuerte, muy fuerte. A pesar de ser una formación de sólo dos, guitarra y batería, Aleix y Joan saben muy bien cómo jugar sus cartas. El guitarrista sabe lo que tiene que hacer y su acercamiento a la guitarra es muy versátil, incluso en momentos en los que usó un bajo de maneras que horrorizarían a muchos bajistas. Además, tienen un groove apabullante, el batería tiene una pegada como se ve en muy pocos casos en el indie. Además, era tremendamente visual, a pesar de que parecía que tocaba encogido el pobrecico.
Pero en fin, hablemos del concierto en sí: el setlist estuvo principalmente basado en “Balanceo”, su tercer trabajo, aunque incluyeron temas de todas sus épocas. Destacaría “Un Buen Año”, “Bienvenidos a la Tierra” y ese himno que es “Todo”. Eso sí, los temas más coreados fueron los ya añejos “Abril”, la declaración de principios que es “Estoy Enamorado de Ti” y la grandiosa “Isla Desierta”.
Desde luego fue un gran concierto, aunque el que fuera algo largo me permitió verle las costuras a su único problema: aunque lo resuelvan con gracia intercambiándose voces principales y coros, el formato dúo es limitado y a veces, al enlazar temas directamente con una actitud punki digna de los Ramones, era inevitable que se hiciera repetitivo.
En resumen, a pesar de las circunstancias y las limitaciones, demostraron sobradamente porque son considerados uno de los grupos a tener en cuenta en el relevo generacional que asoma tímidamente (y necesita imperiosamente) el indie español. Si tenéis la oportunidad de verles, no os los perdáis.
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