Hoy os traemos la crónica del concierto que se marcaron en Valladolid uno de los grupos más prometedores de la escena nacional: Derby Motoreta’s Burrito Kachimba.
Tarde de viernes. Después de la muy necesaria siesta larga de final de semana encamino mis pasos al centro de Valladolid para ver a Derby Motoreta´s Burrito Kachimba, una de las bandas que más están sonando en los círculos más melómanos del indie patrio. Esta banda andaluza es toda una rara avis dentro de este panorama: sus influencias se perciben desde el rock y la psicodelia setentera de Led Zeppelin o Pink Floyd, respectivamente, o, si queremos referencias más modernas, King Gizzard and the Lizard Wizard. Eso sí, es inevitable pensar también en los patrios Medina Azahara (aunque ellos los rechacen como influencia), ya que el timbre y las tesituras vocales de ambos cantantes son bastante parecidas. Aún, así la sala Black Pearl se mostraba llena (no hasta los topes, pero con mucho público) a las 21.45, hora en la que empezaron a repartir estopa. La verdad es que hay que agradecer a gente como Bazar Records que traigan estas propuestas a ciudades pequeñas como Valladolid, alejadas de los circuitos de Madrid y Barcelona, ya que si no fuera por gente como la que forma esta pequeño promotora nos quedaríamos muy a dos velas.
El concierto, como decíamos empieza con la intro del disco para dar paso a todas y cada una de las canciones de su álbum debut, de título homónimo. Hay que destacar que, aunque el sonido de esa sala es problemático, la banda sonó compacta, muy muy rodada y dando protagonismo a todos los músicos. Me llamaron poderosamente la atención varios detalles: la importancia que le daban a las texturas que aportaban teclados y sintes (esos Tame Impala buenos que se notan por ahí), que me hacía pensar que podía haber hasta theremines; lo bien empastados que estaban los dos guitarristas; y por último, la enorme cantidad de efectos que el bajo parecía usar, para no ser un simple acompañamiento rítmico al conjunto. Además, aunque las canciones estuvieran ya bien en el disco, en directo ganan mucho ya que las alargan o acortan a placer, notándose que se conocen al dedillo los unos a los otros. Destacaría de todo el concierto “The New Gizz”, que fue un gran arranque, “Aliento de Dragón”, que me sonó mucho más grande que en el disco, y la dupla final que suponían “Somnium Igni – Pt.1” y “El Salto del Gitano”, donde echaron toda la carne en el asador. La hora y poco que duró el concierto se nos pasó en un santiamén, y luego además demostraron ser gente muy maja que nos atendieron y hablaron un ratito con nosotros, aparte de firmar los discos que les pusimos por delante. En serio, una banda de 10.
Poco más que añadir, más allá de recomendarlos: aunque su propuesta de rock kinkidélico andaluz pueda parecer muy bizarra, dadles una oportunidad y no os arrepentiréis.
Entrada realizada por Fran García Crespo, Monitor de Rock Camp.
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