A la vuelta del descanso comenzó el homenaje a Awakecon temazos como The Mirror (con un riff sospechosamente a uno de Domination de Pantera y en el que Jordan Rudess salió de su cubil colgándose de la espalda un piano curvo y moviéndose por todo el escenario con él), Lie, Lifting shadows off a dream y la que yo menos esperaba que tocarían y más me emocionó: Space-dye vest. En todos los temas Labrie se salió de la tabla. Las clavó. El sonido era mucho mejor que en la primera parte y ellos parecían más contentos. El público estábamos encantados: teníamos a los viejos Dream Theater delante, a los de nuestros más queridos álbumes.
En un momento entre estas canciones sucedió LA ANÉCDOTA del concierto. Un tipo dos sitios al lado de mí había conseguido colar unas galletas rellenas de chocolate y en ese mismo momento escribió en un folio ‘A cookie for a pick’ (en español: “una galleta por una púa”) que levantó por encima del público enseñándoselo al guitarrista de la banda. John Petrucci al verlo se partió de risa y le animó a que le tirara una galleta al escenario. Eso mismo hizo nuestro amigo, y después de un mordisco Petrucci nos la escupió de vuelta. Parece que no le gustó mucho el sabor, pero eso no impidió que nuestro amigo cazara una púa que le tiró el guitarrista en agradecimiento por aquella mala imitación de galleta Príncipe de marca blanca. Después del homenaje a Awake era el turno de Scenes from a memory, que justamente es mi disco preferido de Dream Theater. La introducción de Overture 1928 empezó a sonar por los altavoces y fue tocada íntegramente por la banda con un sonido inmejorable junto a Strange déjà vu. No tocaron ninguna de las baladas de este disco, cosa que no sorprende ya que acostumbran a tocarlas sueltas en otras giras. Con lo que sí se atrevieron fue con la imposible The dance of the eternity (llamada así por un verso de Metropolis pt.1). En esta canción se hicieron patentes de nuevos los problemas de sonido, llegando a hacer que el batería, Mike Mangini, se perdiera por completo en una parte. Un error que notó hasta el menos músico de la audiencia. Desde el punto de vista de concertista, yo mismo sentí tanta agonía en ese momento que creí que iban a parar la canción y volverla a empezar o retomarla en otro punto. Pero no, a pesar de estar perdido unos compases, Mangini se reenganchó perfectamente en la siguiente parte; cosa realmente difícil si tenemos en cuenta la canción que es. Igualmente, no paró de disculparse al público rojo como un tomate al finalizar el concierto.
Mike Mangini es un gran batería, tiene el récord mundial de notas por segundo en un redoble, una técnica envidiable y su condición de ambidiestro (por la cuál su batería tiene esa disposición tan característica) le permite hacer cosas que ningún otro batería hace. No obstante, como músico y compositor tiene mucho que envidiar a Mike Portnoy en mi opinión. Para terminar bordaron Finally free pero ninguno pensamos que fuera realmente el final. Para sorpresa de todo el público hicieron el tradicional saludo de despedida que quería indicar que no habría bises. Y así fue. Ni uno solo. Nos tocó contemplar indignados como los técnicos recogían a toda prisa el escenario y desmontaban amplis, teclados, piezas de batería… ¿Dónde estaba Illumination theory, la esperada ‘masterpiece’ de su último álbum? ¿Cómo no la iban a tocar? Miramos el reloj: apenas eran las 23:30, el concierto había durado alrededor de 2 horas y 20 minutos en vez de las 3 horas que se esperaban. Al salir de Vistalegre todos teníamos en la cabeza la misma pregunta: ¿Qué narices había pasado?
Lo que había pasado es que una nueva ordenanza promovida por la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, prohibía que el evento terminara después de esa hora, las 23:30. Algo, que no se le notificó a la banda con la debida antelación al parecer y por lo que estaban tan enfadados (aparte de los problemas con el sonido). El concierto empezó tarde por problemas técnicos con el video y no se podía alargar más (había policía municipal y seguridad metiéndonos prisa para salir). La propia banda se disculpó y mostró su enfado contra los técnicos y la organización. Pidiéndonos uno y mil perdones se tuvieron que marchar dejándonos con ganas de más. Podemos leer en Twitter lo mal que se sienten por lo sucedido. No les podemos echar nada en cara, ellos no tuvieron la culpa. Pero nos quedamos sin escuchar media hora de concierto por lo menos y eso al público nos sentó fatal.
Crónica y fotos realizadas por Pablo Abarca
A continuación un vídeo del tema con el que acabaron el concierto, Finally Free:
No Responses to “Crónica Concierto Dream Theater, Madrid, Palacio de Vistalegre, 16/02/2014”