Parkway Drive lideran el metal de hoy junto a Gojira. El nivel de calidad de sus directos, combinado con una producción única, hacen que los australianos ofrezcan unos espectáculos que ya quisieran bandas como KISS o Scorpions. Asistimos a su concierto como cabezas de cartel más grande hasta la historia, con más de 10 millares de personas aglutinadas en el Alexandra Palace (Ally Pally para los amigos) de Londres.
Abriendo la noche estarían Thy Art Is Murder, a quienes no nos dio tiempo ver. Tras ellos, la banda del guitarrista Adam D, quien fuese productor de los dos primeros discos de los cabezas; Killswitch Engage. Yo soy muy fan de Killswitch, pero las largas colas me impidieron disfrutar del concierto entero. A mi parecer, dieron un concierto sólido, sacando a la luz temas poco comunes como “…Alive or Just Breathing” y “This Is Absolution” además de los clásicos como “My Curse” o “In Due Time”. Es la tercera vez que les veo, y hay que resaltar el impecable estado de forma en el que está su cantante, Jesse Leach, pero tengo ganas de verles de una vez como cabezas de cartel, con un repertorio extenso y un sonido a la altura.
Tras el cambio de escenario, apagón, una intro de corte épico y pesado y cuatro antorchas gigantes a las esquinas de la mesa de sonido atisbaban uno de los grandes conciertos del año. Detrás de nosotros, a lo lejos, vemos cómo otras cuatro antorchas en rectángulo se acercan hacia nosotros, y en cuestión de segundos, los cinco miembros de Parkway Drive pasan entre el público escoltados por dichas antorchas (y unos cuantos seguratas). Suben a escena y entran con “Wishing Wells”, “Prey”, “Carrion” y “Vice Grip”. La redacción de Rock Camp no gozó de la energía suficiente para aguantar a la masa londinense, que claramente había merendado bien ese día. La retirada hacia zonas más seguras se convirtió en ley.
Los temazos iban lloviendo, como las duchas de chispas y las explosiones sobre el escenario. Hay momento para la calma con “Cementery Bloom” o “Writings On The Wall”, esta última con un cuarteto de cuerda suspendido sobre plataformas a los lados de la batería. Pelos como escarpias. “Acaba” el concierto con “Chronos”, y tras “The Colour Of Leaving” cantada por Winston en la mesa de sonido, éste vuelve al escenario, enciende un cóctel molotov y lo lanza sobre un logo métalico de la banda suspendido en la parte trasera del escenario. Suenan los cánticos de “Crushed” y el fuego toma posesión del lugar. El concierto cierra con “Bottom Feeder” y el público londinense volando por los aires. Parkway Drive acaba de dar una clase maestra sobre música y espectáculo. Estamos todos en shock.
Entrada realizada por Diego Solana, Monitor de Rock Camp.