Por fin llegó el gran día que llevaba esperando tanto tiempo. Y no solo desde que compré la entrada, que hace ya varios meses, si no desde hace años en los que Wilco y yo hemos ido esquivandonos mutuamente.

Y es que como algunos sabéis considero que Wilco son la mejor banda en activo en el mundo, una mezcla perfecta de “Americana Music” con experimentación. Sonidos de lo más folk junto con distorsiones o momentos de ruido brutales, que explotan como si de un grupo de post-rock se tratase y volviendo a una calma reparadora.

Ni más ni menos que a Bruselas he tenido que irme para verlos como yo quería, en una combinación perfecta de turismo y concierto. No creo que sean un grupo para festivales y aunque tocan en el Azkena en los próximos días y tocaron en el Madcool hace un año o dos no me apetecía ver el concierto así. Merecían una buena sala de conciertos, con un equipo de sonido y luces a la altura de la banda que son, y esa sala la he encontrado en “Ancienne Belgique”. Magnífico lugar.

El concierto comenzó con Ken Stringfellow en solitario, conocido por haber sido guitarrista en bandas como REM, Big Star, Lagwagon o The Posies. Una serie de canciones bien resueltas acompañado por un teclado o una guitarra únicamente. Una buena entrada para el concierto principal.

Puntuales a las 20:30 aparecieron los de Chicago en el escenario, y sin mediar palabra (literalmente, ni un “hola” dijeron hasta pasados unos 45 minutos) comenzaron a tocar. Al terminar el concierto tuve la suerte de poder hacer una foto a un set list que había conseguido una chica. Una curiosidad es que Wilco nunca repiten set, cada noche es distinta, y siempre falta alguna y sorprenden con otras, ya que en la gira tocan canciones de todos sus discos sin excepción.

¿Qué decir del show? Vale que soy un fan loco, pero creo que fue el mejor concierto de mi vida, sencillamente. Pese a no ver mucho más que el sombrero de cowboy de Jeff Tweedy por culpa de los altísimos belgas que me rodeaban el sonido era TAN BUENO que solo puedo compararlo a un disco. Jamás había visto un rango dinámico y una definición de cada instrumento así en un directo. Constantemente el concierto pasaba de un susurro a ser atronador sin perder un ápice de nitidez y sin tener sensación de poco o demasiado volumen en ningún momento. Las maravillas de una sala de primer nivel y de un buen técnico de sonido.

Mención especial para el público Belga, tremendamente respetuoso con el artista, tanto que fue elogiado por Jeff Tweedy al cabo de unas cuantas canciones. Aunque ya me han llamado anciano por decirlo creo que hay conciertos en los que merece la pena escuchar, y guardar los cánticos vociferantes y las charlas de bar para otro momento. Este era uno de ellos.

Tras dos horas de show Wilco se despedían con “A Shot In The Arm” para seguir con su gira europea, tras un par de años de no girar en salas para mi ha sido una experiencia increíble verles, que espero poder repetir en al menos unas condiciones tan buenas como estas.

Entrada, fotos y vídeo realizados por Pablo Giral.