Hoy toca analizar el nuevo lanzamiento de una de las bandas revelación de este último aó. Se trata del esperadísimo Anthem Of The Peaceful Army (2018) de la banda de Detroit, Greta Van Fleet. Allá vamos.
Una de mis películas favoritas desde hace muchos años se titula “Casi Famosos” (trailer aquí). La película es un homenaje bienintencionado y algo ingenuo a una época única para los amantes del rock, los primeros años de los 70. A través de los ojos de William, el protagonista (y que además representa a Cameron Crowe, director de la película, que en su casi adolescencia escribió artículos para revistas de la talla de Rolling Stone o Creem), acompañamos a Stillwater, la mejor banda de los 70 que nunca existió. Con un poquito de Led Zeppelin, otro poquito de Allman Brothers Band y mucha idealización de tantas otras bandas, se nos hace un recorrido a la época y lo que significó para muchos. Y después de escuchar el esperadísimo debut de Greta Van Fleet, tengo la misma sensación que tuve al salir aquel día del cine.
Pocas bandas de rock han generado tanta expectación en los últimos años como estos jovencísimos músicos de Michigan. Es peculiar como mínimo que un grupo de hermanos y un amigo se pongan a hacer una música tan lejos de su propio tiempo, por lo que las revistas de rock no han perdido el tiempo en generar un hype hacia su trabajo como si fueran los nuevos salvadores del rock. Sin embargo, hay que tener cuidado con esas expectativas, ya hemos visto otras veces el daño que pueden hacer a sus creadores (casos como los de Wolfmother, Jet o The Darkness se me vienen a la mente). Así que lo que tenemos que hacer es valorarles por lo que son: una gran banda de rock que nos está mostrando de lo que es capaz.
Ambición no les falta: empezar el álbum con un tema de 6 minutos como “Age of Man” sigue siendo casi una temeridad. Además, el gusto por la melodía que engancha sigue ahí (“Lover, Taker”, “When the Curtain Falls”) aunque yo creo que cuando más destacan es cuando se pausan, como en “Watching Over”, aunque les quedan mejor los sonidos eléctricos que acústicos: me pasa, desgraciadamente, con “The New Day” y con la canción más pegadiza que es “You’re The One”, que no me engancha lo más mínimo, aunque el Hammond que usan sea una delicia.
El guitarrista Jake Kiszka no es Derek Trucks, pero demuestra en “Mountain Of The Sun” que sabe usar muy bien el slide, y ese truco nos lleva ineludiblemente al sur de EEUU. En “Brave New World” se percibe una oscuridad que me gusta y que creo que deberían explorar algo más en próximos lanzamientos, y “Anthem” es el himno hippie que querían hacer.
Desde mi punto de vista, han demostrado que no son un simple tributo de Led Zeppelin, y que van más por la línea del Flower Power que del Physical Graffiti. No obstante, «vamo’ a calmarno’»: es su primer disco largo, tras dos EPs. Demuestran un gran potencial, y han tenido el acierto de no ir a repetir fórmulas de éxito que sabrían que podría llevarles a más público, pero antes de que salven el rock salvémosles nosotros a ellos dándoles más tiempo y más álbumes para disfrutar de un rock añejo bien hecho. Si no, serán como Stillwater: la gran banda a la que no hemos dejado existir.
Entrada realizada por Fran García Crespo, Monitor de Rock Camp.