Cobaltide es la evolución de Tidal Aftermath, un grupo formado por ex-acampados de Rock Camp que después de un tiempo de trayectoria convierte su formación y su nombre en lo que es ahora y decide grabar y mezclar su primer disco de forma autodidacta. «Frostbite» (2017) es su LP debut autoproducido.
Actualmente el grupo está formado y liderado por Juan Tides (guitarra) y Rodri Lowdli (bajo), ex-acampados de Rock Camp que ahora son monitores, Javi Holcast (voz) y Carly Pajarón de Pervy Perkin como invitado a la batería. Han contado con la colaboración de otros artistas como Alejandro Macho Zapata (voz de Pervy Perkin) en “Tidalbrew” o yo mismo, Pablo Abarca, para la composición de un interludio entre las dos últimas canciones.
Se trata de un álbum conceptual sobre la historia de un personaje con un perfil muy distinto al que estamos habituados a ver en los discos de prog. Esta persona sigue un camino tratando de enfrentarse y resolver un problema sin llegar realmente a una solución como tal. Es decir, aprende cosas en el proceso, pero no llega a alcanzar una meta concreta porque el problema está dentro de él y no puede solucionarse a sí mismo. Si os fijáis bien, las canciones empiezan y terminan de forma muy distinta, muchas veces inconclusa, para reafirmar esta sensación. Se entrevé que es un álbum compuesto por un guitarrista debido a la gran importancia que parecen tener los riffs en las canciones, a veces incluso más que los estribillos. Las letras son profundas y enrevesadas y conectan las canciones unas con otras, favoreciendo la comprensión del concepto y la impresión global de la grabación.
“Shorebound” da comienzo al disco dejando muy claro que la cosa va de metal, de metal agresivo y sentido con mucho que decir. Una canción que si bien no convence con el riff inicial sí lo hace al cambiar de velocidad en el estribillo y con sus restantes partes. El disco continúa con “Beholder”, que es una de las canciones más brutales del disco, y con «Ivory» que intercala riffs muy oscuros de 7ª cuerda con otras partes mucho más brillantes. En “Tidalbrew” se dejan ver las influencias más duras de Cobaltide con sus guturales, a pesar del solo más relajado del final. “Blacklit”, mi preferida, sigue en la línea de riffs graves y doble bombo, pero sorprende con el sonido de las estrofas por total contraposición y un solo con mucho groove. Continuamos con “Neurotrip”, que es pura agonía en forma de canción: para oírla. Llegamos así a “Kuranes” una instrumental mucho más relajada que nos recuerda con sus guitarras a los sonidos de bandas como Periphery y Animals As Leaders. El disco continua con “Westench” que va poco a poco creciendo para enlazar con la anterior hasta que llega a una parte completamente desenfrenada y brutal al final. Cierran el disco “Morpheast” y “Eigangrau” con el interludio entre ambas (encerrado en el final de la primera) compuesto por un servidor. La idea para hacer dicho interludio era coger ideas de las dos canciones de tal manera que sirviera como puente, cosa que no fue nada fácil en primera instancia dada la complejidad y la densidad de la última canción que desde aquí os recomiendo escuchar como single a la par que “Blacklit”.
Me quedo con el increíble sonido de las guitarras, los solos y el concepto en general. Pocas bandas se lanzan a hacer un disco así de completo como primer trabajo. ¡Enhorabuena!
Entrada realizada por Pablo Abarca, monitor de Rock Camp
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