Desde que tengo uso de razón musical he detestado las etiquetas. Entiendo que son necesarias, sobre todo en un mundo tan variado como el del rock: nos ayudan a distinguir estilos, a identificarnos con nuestra propia tribu musical, a que spotify use un algoritmo para descubrirte nueva música, o a clasificar los estantes de las casi extintas tiendas de discos. Sin embargo, el problema se genera cuando las etiquetas coartan nuestra libertad musical y limitan nuestra experiencia. Por eso yo prefiero eliminarlas de mi cabeza y centrarme en disfrutar de la MÚSICA en mayúsculas, independientemente del género, fecha o éxito de la propuesta en cuestión. Algunos lo llamarán falta de criterio. Yo prefiero llamarlo libertad de elección, y esta libertad me ha traído al grupo que hoy nos ocupa: Toundra.
Lo primero que destaca de IV (4º disco de la banda, en claro homenaje a Led Zeppelin), es lo radical de su propuesta dentro de la música popular: post-rock/metal (buen cajón de sastre, cada vez más de moda) en el que los instrumentos propios del rock (batería, bajo y dos guitarras) están a servicio de una música llena de texturas, dinámicas y diferentes subidas y bajadas de intensidad que conforman pequeñas sinfonías donde la delicadeza se da la mano con la rabia. A pesar de no tener voz, las canciones no la necesitan, puesto que los sentimientos son expuestos a través de un sonido limpio y cuidado, conjugando riffs duros con acertados arpegios, poniendo especial cuidado en el ambiente de cada tema. Destacaría canciones como Qarqom, donde en un tema de casi 10 minutos conjugan como nadie la melancolía y la rabia, Kitsune y sobre todo Viesca, pieza que comienza con la tranquilidad de una guitarra acústica para convertirse en épica pura según van entrando los arreglos de viento y cuerda, acabando en una orgía de disonancias.
Este disco ha traído muchas alegrías al grupo, llegando a colocarse nº2 en ventas cuando salió, o ser considerado mejor álbum de un grupo español en el año 2015 por la prestigiosa revista MondoSonoro. Si bien personalmente prefiero el anterior, III, no se puede negar que IV es el disco ideal si quieres meterte de lleno en esa etiqueta extraña que es el post-rock. O si, como yo, pasas de etiquetas, entra en este disco porque simplemente te guste en sentimiento hecho música.
P.D.: mucho ojo a lo nuevo que están preparando, llamado Exquirla, que saldrá en los próximos meses. En “Para quienes aún viven”, por primera vez alguien pone voz a sus canciones, siendo El Niño De Elche el escogido. Parece que flamenco y rock se unen de una manera nueva. Esperando estamos.
Entrada realizada por Fran García Crespo, Monitor de Rock Camp
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