Bienvenidos a la última entrega de la serie de la grabación discográfica. Si alguien ha ido siguiendo las entradas semana a semana habrá visto que el avance técnico nos ha llevado hasta los tiempos actuales.
Hoy vamos a intentar proyectarnos un poco más allá, hacia el futuro, en un intento de ver la tecnología de grabación más reciente y la que está por venir en los próximos años.
Con el mercado de la grabación inundado de las interfaces de audio que comentábamos en la entrada pasada nos encontramos ante una nueva visión: mucha música se graba en casa, con medios mucho más sencillos y con resultados bastante buenos.
Los grandes estudios y equipos se resienten con esto, por ejemplo el documental “Sound City” dirigido por Dave Grohl es un ejemplo de un estudio muy famoso que ya no puede sostenerse.
La gran ventaja de esto es que gracias a los home studio muchos músicos que no podían acceder a grabar en un estudio profesional por falta de medios podían hacer buenos trabajos con un presupuesto más modesto. Un gran problema de los home studios era la llamada “latencia”, un retardo producido por falta de potencia en el ordenador que hacía que el monitoraje de la grabación se escuchase con un pequeño retardo, haciendo muy difícil tocar. Esto en la actualidad está solventado con los potentes ordenadores y con tecnologías de transmisión de datos en alta velocidad como el USB 3.0 o el thunderbolt.
¿Y hacia dónde vamos? os preguntaréis. Pues una vez solucionados todos los problemas de velocidad en los ordenadores vamos hacia un mundo de grabación completamente virtual. El avance en las tecnologías de instrumentos virtuales los hace ya muy muy difíciles de distinguir de uno real, y la simulación no llega únicamente a baterías o teclados, actualmente el modelado digital alcanza un sinfín de aparatos de estudio: ecualizadores, compresores, y hasta micrófonos clásicos, cuya sonoridad está perfectamente imitada “in the box” como dicen los amigos yankis.
Esta “realidad virtual” se complementa perfectamente con otro fenómeno que puebla nuestros días: la vuelta de lo “vintage”. El equivalente a la ropa, los vinilos o las motos clásicas en el mundo de la grabación son los viejos aparatos, amplificadores, micros, procesadores y demás, que en sus versiones físicas alcanzan precios prohibitivos y son mucho más accesibles en su versión digital: los llamados “plugins”.
La siguiente revolución ya está comenzando, el trabajo colaborativo en “la nube” está empezando a implementarse en los DAW. Por ejemplo Pro Tools ya lo incorpora y dos personas una en cada punta del mundo pueden estar trabajando al tiempo sobre una misma sesión y creando música en tiempo real a miles de kilómetros de distancia gracias a la magia de internet.
Y hasta aquí esta historia de la grabación discográfica amigos, espero que os haya resultado interesante. Sin duda me he dejado miles de datos en tintero, pero creo que hemos dado un buen repaso a cómo se graba la música desde hace muchos años hasta ahora. Próximamente comenzaré otra serie de entradas técnicas sobre “los cacharros del sonido” en las que iremos viendo los principales aparatos que se usan en este maravilloso mundo. Muchas gracias por aguantar mis entradas kilométricas. ¡Hasta la próxima!
Entrada realizada por Pablo Giral, Monitor de Rock Camp.