Hay películas a lo largo de la historia del cine que han pasado por la crítica y la memoria sin pena ni gloria. Y hoy estamos aquí para reivindicar una de esas pelis de los años 80, que a pesar de no ser mayormente recordada por el público merece todos y cada uno de los visionados que queramos dedicarle para rememorarla.
Os hablamos de «Cruce de Caminos» («Crossroads», 1986) una película preciosa que, si bien ha caído en el olvido, no es para nada desconocida por los amantes del blues. De hecho, dada su aparición en la misma, se trata de un imprescindible para los admiradores del célebre Steve Vai, que ya ocupa el n°10 de la lista los mejores guitarristas de todos los tiempos, publicada por la revista Guitar World.
Sin entrar mucho en detales para evitar spoilers, nos cuenta la historia de Eugene Marton ( interpretado por un joven Ralph Macchio a.k.a. Karate Kid), un chico que rebosa talento para tocar la guitarra clásica que sin embargo está obsesionado con la música de Robert Johnson, el padre del Delta Blues originario del Misisipi. Eugene persigue el sueño de convertirse en un bluesman. Intrigado y motivado por develar los secretos de una vieja historia Eugene logra averiguar dónde se halla un viejo compañero de Johnson: El armonista de blues Willy «Blind Dog» Brown (Joe Séneca) con quien decide contactar. Desde ese momento su vida se convierte en una serie de acontecimientos al más puro estilo de los bluesman de los años ’20 que le llevan hasta el Delta del Misisipi.
Se trata de un film tiporoad movie en toda regla, que toma prestado el arquetipo del viaje del héroe, en el que su maestro «Blind Dog» irá guiándole y enseñandole el verdadero espíritu y camino de la figura del bluesman.
Por supuesto uno de los detalles más cuidados de la película es la banda sonora que corre a cargo del maravilloso Ry Cooder (a excepción de una adaptación de una pieza de Mozart que Eugene toca en el conservatorio, transformando la pieza clásica en un «chiste» blues.
La película está basada en la popular leyenda sobre el legendario músico de blues Robert Johnson, que era conocido como el «Rey del Delta Blues». La leyenda dice que vendió su alma al diablo en el cruce de caminos en Misisipi, a cambio de tener la habilidad a la guitarra del propio diablo. Pero esta historia, os la contaremos más a fondo otro día, porque no tiene desperdicio alguno.
En resumen, es una película para nostálgicos y no tan aficionados del blues. Y aunque no es ninguna obra maestra, cumple a la perfección con el objetivo de entretenernos, y como no, de empaparnos con el espíritu del Delta Blues y de los auténticos bluesman.
Entrada realizada por Marc Moreno, monitor y fotógrafo de Rock Camp.