Hace unos días comenzamos con esta pequeña sección en la que vamos recorriendo la historia de la grabación discográfica. El primer episodio lo dedicamos a «Los Orígenes». Hoy continuamos avanzando.
Tras los primeros inventos que escribían el sonido sobre un papel o un cristal ahumado llegó el gran invento sonoro de Edison: el fonógrafo, pero como suele pasar en estas situaciones una tecnología similar surgió al mismo tiempo y entraron en lucha.
El nuevo invitado se llamaba gramófono, invento del alemán Emile Berliner que aunque fue patentado casi diez años más tarde revolucionó el mercado y destronó al invento de Edison.
Aquí veis uno funcionando a la perfección:
El principio de mecánico era el mismo, una aguja que leía las vibraciones grabadas en un surco y las amplificaba por medio de una gran trompeta. La diferencia residía en que en el gramófono se utilizaba un disco plano que pronto empezó a fabricarse con “vulcanite”, una goma endurecida que, a diferencia del sistema de cilindros usado por el fonógrafo de Edison, permitía hacer muchos discos en cadena a partir de un único molde, facilitando la producción y haciendo los discos más asequibles para el público.
Estas condiciones convierten al gramófono en la forma habitual de reproducir música hasta mitad del siglo XX, provocando la desaparición del fonógrafo en ese camino.
La gran revolución vino primero con la aparición de la válvula de vacío y con ella la posibilidad de amplificar eléctricamente el sonido. Así podía ser reproducido por altavoces a mayor volumen. También a finales de la década de 1940 la mejora de las técnicas de grabación y corte de los discos ayudaron a mejorar la calidad de sonido de las grabaciones. Se presentó la tecnología del microsurco y se incrementó la duración de los discos, que ahora estaban hechos del famoso “vinilo” y giraban a 33 revoluciones por minuto. La música grabada era consumida por el gran público, creando una industria musical y del disco, origen de la que conocemos hoy en día.
Hasta este momento la grabación de música en los estudios se realizaba absolutamente en directo, cortando el disco maestro a la vez que el artista tocaba su canción. Aquí vemos un video, obviamente moderno, que nos muestra a Mr. Jack White creando el “disco más rápido del mundo” tocando dos temas en directo a la vez que cortan el master. En cuanto acaba vemos cómo se inicia el proceso de duplicación, y sigue hasta que pueden poner a la venta el single al cabo de unas pocas horas.
La siguiente revolución al respecto llevaba tiempo gestándose, y se trataba de la grabación magnética, pero esa tecnología será la que tratemos en la tercera entrega de esta serie. ¡Hasta entonces!
Entrada realizada por Pablo Giral, Monitor de Rock Camp.
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