El Download Festival madrileño comenzaba su tercera edición con muchas novedades a la baja: se había retirado el césped artificial, la mayoría de la decoración y detalles como los vasos del festival habían desaparecido. Y es que el cartel, en comparación con las dos ediciones anteriores, era bastante débil.
Les tocó abrir a los madrileños Hiranya, quienes practicar un metalcore con tintes de melo-death muy en la honda de bandas como Threat Signal. El calor, protagonista de la jornada, no fue excusa para que hubiera algo de movimiento y sí para darnos un remojón con las mangueras que usaba la organización durante toda la jornada.
Otra banda nacional que destacó la primera jornada fueron Le Temps du Loup, un trío de rock progresivo fruto de la nueva ola nacional que encabezan bandas como Toundra o Jardín de la Croix. Tuvieron un sonido excelente, y lograron demostrar que están a un nivel altísimo, lo que les debería permitir crecer con los años.
La jornada iba pasando con bandas como Cannibal Grandpa o los decaídos Children of Bodom copando los registros más extremos. Pero en torno a las 21:00 llegaba el turno de uno de los protagonistas de la jornada: Papa Roach. El combo americano de rock moderno vino dando mucha caña, con su cantante, Jacobby Shaddix, en una forma física y vocal espectacular para sus 46 años. Sin duda, el momento más esperado llegó con “Last Resort”, un himno generacional de principio de los 2000, pero no faltaron nuevos temas como “Who Do You Trust?” de su nuevo disco homónimo o clásicos de la banda como “Between Angels and Insects”. Dedicaron incluso parte de su repertorio a homenajear al difunto cantante de The Prodigy, Keith Flint, con “Firestarter”. Un gran concierto para los seguidores de la banda y de la música de esa generación.
Cuando llegamos a ver a Scorpions el concierto ya había empezado, puesto que necesitábamos comer algo para sobrevivir y vimos que era el momento adecuado. Además, sabíamos que los alemanes iban a sota, caballo, y rey, por lo que sabíamos que no nos perderíamos los clásicos. Truquitos de perro viejo.
Y si de perros viejos hablamos, hay que romper una lanza en favor de Scorpions. Su show es estable, el mismo de siempre, pero efectivo como pocos y saben gastar las balas adecuadamente, haciendo que mantenga el nivel durante todo el concierto. Baladas melosas como «Wind of Change» o «Send me an Angel» se intercalaban como temas más cañeros como «Blackout». Mención especial al batería Mikey Dee, ex de Motörhead, que se marcó un sólo de batería aéreo que demostraba por qué ha sido un fichaje enorme para el grupo, y al hecho de que estos señores pasan de los 70 y a mí ya me dolía la espalda de estar de pie.
La traca final fue emocionante, con el «Still Loving You» derrochando épica y «Rock You Like a Hurricane» para cerrar. Digno y merecedor final a la jornada.
A la par que Scorpions, en el escenario tres, algunos curiosos fuimos a ver la actuación de los alemanes Mantar, quienes practican un doom metal crudo y pesado. Este fue uno de esos conciertos con los que te quedas con una sonrisa de oreja a oreja por haberlo disfrutado, a pesar de que coincidiera con el cabeza. Muy recomendables si os gustan los riffs pesados y los guturales profundos.
La jornada se cerró con Rolo Tomassi, un grupo británico de mathcore que sustituyó de última hora a los americanos Chevelle. Su música, compleja pero muy bien estructurada, caló de fondo entre los seguidores de la banda y aquellos curiosos que asistieron. Un regalo de última hora fantástico para cerrar la primera jornada.
Entrada realizada por Diego Solana, Monitor de Rock Camp.